Instrumental
Los que leen de vez en cuando esta pequeña visita a mi ombligo saben que las biografías son una de mis debilidades. Quizás al cabo del año me lea entre cinco o siete. No se muy bien el motivo. Tendré que reflexionar sobre ello, pero estas letras juntas no van de este hecho.
Prefiero comentaros por qué me ha encantado la opera prima escrita de un interpreté de piano famoso. James Rhodes y su obra instrumental. Editada por Blackie Books en el año 2015 y traducido al castellano por Ismael Attrache.
La primera noticia que tuve de esta obra fue escuchando un programa de música, claro; entre el batiburrillo de noticias sobre la agotadora cultura que el periodismo actual, sin reflexiones pausadas sobre obras impresionantes que esperan ansiosas en la mesa de novedades que una mano amiga las cuide y mime; Alguna vez he comentado que suelo buscar momentos vitales para adentrarme en lecturas que descansan amontonadas en una torre cerca de mi mesilla de noche. Algún profesional de la salud mental dirá que tengo un problema. Excelente diagnóstico. Mi sobrino me hablo del profundo análisis que realiza el autor sobre sus decisiones vitales, el traumático suceso que en la infancia le condujo a tener una existencia plena de dolor vital, físico y psíquico.
No por ello estamos ante una obra oscura o melancólica, no es el color que predomina en la mayoría de párrafos que de forma ágil podemos ir devorando; el estilo narrativo es poco académico, muy cercano al lector medio que se acerque curioso ante una obra que tiene como subtítulo Memorias de música, medicina y locura. Curioso cocktail.
Yo que diariamente ayudo escuchando, hablando, interpretando, callando, pidiendo, aceptando, rechazando, errando...encontré un libro sanador. No es un libro de autoayuda, ojo, no confundamos; tampoco es un libro biográfico al uso que muestre las miserias y grandezas de una historia vital pasada; no, no es eso..no vais a encontrar a Paulo Coelho, ni a Jorge Bucay, no abráis estas 279 páginas, si estáis buscando esas directivas lecturas.
Pero la lectura de este libro sana. Al ir leyendo, cuesta no entrar en la piel del autor, ver sus vísceras doloridas, sus visibles emociones se traducen en conductas extrañas, en viajes imposibles adoptados por decisiones vitales sin conexión con la razón.
Sin embargo, una vez que subes esta dolorosa montaña, encuentras senderos transitados por el amor, por un afecto que nace de una parte creativa de todo ser humano y que nuestro autor descubre en aspectos cotidianos y musicales;
20 temas musicales nos muestran cómo se produce esa visita guiada por el alma de James; como una banda sonora fílmica mientras suena en nuestros auriculares los temas seleccionados y sus fabulosos interpretes nos deleitan al tiempo que las ocupadas neuronas interpretan las imágenes que dibuja Rhodes con sus palabras. Excelente decisión.
He intentado acudir a un concierto de Rhodes en mi ciudad. Imposible. Agotadas las localidades. Pienso perseverar. Se lo merece. He ido a la biblioteca y tengo su segunda obra en el montón de próximas lecturas. Promete.
Prefiero comentaros por qué me ha encantado la opera prima escrita de un interpreté de piano famoso. James Rhodes y su obra instrumental. Editada por Blackie Books en el año 2015 y traducido al castellano por Ismael Attrache.
La primera noticia que tuve de esta obra fue escuchando un programa de música, claro; entre el batiburrillo de noticias sobre la agotadora cultura que el periodismo actual, sin reflexiones pausadas sobre obras impresionantes que esperan ansiosas en la mesa de novedades que una mano amiga las cuide y mime; Alguna vez he comentado que suelo buscar momentos vitales para adentrarme en lecturas que descansan amontonadas en una torre cerca de mi mesilla de noche. Algún profesional de la salud mental dirá que tengo un problema. Excelente diagnóstico. Mi sobrino me hablo del profundo análisis que realiza el autor sobre sus decisiones vitales, el traumático suceso que en la infancia le condujo a tener una existencia plena de dolor vital, físico y psíquico.
No por ello estamos ante una obra oscura o melancólica, no es el color que predomina en la mayoría de párrafos que de forma ágil podemos ir devorando; el estilo narrativo es poco académico, muy cercano al lector medio que se acerque curioso ante una obra que tiene como subtítulo Memorias de música, medicina y locura. Curioso cocktail.
Yo que diariamente ayudo escuchando, hablando, interpretando, callando, pidiendo, aceptando, rechazando, errando...encontré un libro sanador. No es un libro de autoayuda, ojo, no confundamos; tampoco es un libro biográfico al uso que muestre las miserias y grandezas de una historia vital pasada; no, no es eso..no vais a encontrar a Paulo Coelho, ni a Jorge Bucay, no abráis estas 279 páginas, si estáis buscando esas directivas lecturas.
Pero la lectura de este libro sana. Al ir leyendo, cuesta no entrar en la piel del autor, ver sus vísceras doloridas, sus visibles emociones se traducen en conductas extrañas, en viajes imposibles adoptados por decisiones vitales sin conexión con la razón.
Sin embargo, una vez que subes esta dolorosa montaña, encuentras senderos transitados por el amor, por un afecto que nace de una parte creativa de todo ser humano y que nuestro autor descubre en aspectos cotidianos y musicales;
20 temas musicales nos muestran cómo se produce esa visita guiada por el alma de James; como una banda sonora fílmica mientras suena en nuestros auriculares los temas seleccionados y sus fabulosos interpretes nos deleitan al tiempo que las ocupadas neuronas interpretan las imágenes que dibuja Rhodes con sus palabras. Excelente decisión.
He intentado acudir a un concierto de Rhodes en mi ciudad. Imposible. Agotadas las localidades. Pienso perseverar. Se lo merece. He ido a la biblioteca y tengo su segunda obra en el montón de próximas lecturas. Promete.
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