Batman , Dylan Dog La sombra del murciélago.

 En la zona monumental y agradable de Siena hay una pequeña tienda de comics. Es un placer para el  viajero coleccionista entrar en un espacio donde sé que será bien recibido. El viajero quiere sentir emociones que le produzcan placer y bienestar. No es un turista insostenible

Una vez dentro de la abarrotada tienda la curiosidad le lleva hacía los distintos motivos que atrapan a cualquiera que no sea un ignorante de la materia y, bien sea por los colores, olores, colocación estratégica, varios fueron los objetos que remataron entre sus deseos. Pero el mal del trabajador obliga a escoger entre las ilusiones. El propietario, o dependiente, se cobró el escaso botín, abandonando una partida con un compañero que manifestaba un gesto elocuente de aburrimiento. Aún no era la hora de la comida.

Al salir del comercio una fuerza poderosa le tiraba hacía el interior, a seguir buscando, pero, no era posible ese gasto económico. Y entonces un sabor agridulce se manifiesta en el vacío estómago. 

Ese malestar se contrarrestaba con una futura escapada a una ciudad llena de propósitos de bienaventuranza: Lucca. Ese desplazamiento se merece una entrada propia.

De entre los escogidos una fue la obra inconclusa, pues era la última entrega de una trilogía que unía a dos investigadores de lo oscuro: Dylan Dog y Batman.

El viajero es un seguidor desde su infancia del huérfano vengador; recuerda lecturas, pero no guarda en su colección infantil ejemplares de Batman desde finales de la década de los 70; este oscuro personaje y el hijo de Kriptón son dos personajes que llenaron horas de entretenimiento en papel y bocadillo de salchichón, ¡Qué gustazo!

Dylan Dog Batman L'incubo di Gotham editado por Sergio Bonelli y DC. 66 páginas a todo color, en formato fumetto, tapa blanda, guión de Roberto Recchioni, dibujo de Werther Dell'Edera y Gigi Cavenago, color de Giovanna Niro.


Dylan Dog es un personaje de ficción muy conocido en Italia, investigador de lo imposible, y en ocasión el viajero ha peregrinado por lecturas de este guaperas y sus simpáticos amigos y odiados enemigos. Suena a simple pero suele ser así este tipo de personajes aventureros, héroes del pueblo que evaden leyes, luchan contra monstruos llenos de odio, violentos, antisociales, pero con un objetivo real y egoísta.

El bien común suele prevalecer, ¿no?

Pasados unos meses el viajero ya no es un ojeador de lo desconocido y se dirige con cierta alegría y con esa emoción de enfrentarse a la ingrata misión de escoger ante el deseo. Ahora es coleccionista, y su cerebro no se diferencia mucho del enfermo que no puede frenar ante el impulso que provoca una futura lectura y un rato de placer y energía por sus músculos. 

Mesa de novedades, estantería con las grapas, decenas de mangas nuevos, superhéroes, novela gráfica, medicina gráfica, álbum europeo, recopilatorios, tapa dura, fanzines, obra de autor. 

Muchas piezas para poder realizar este rompecabezas sin que el coleccionista sufra una angina de pecho cada vez que sale de la tienda especializada en comics y merchandaising. 

Novedades de ECC, eeepaaaa...qué es esto?

El coleccionista se encuentra con el viajero y descubre una novedad en tapa dura, a color; 214 páginas más extras, bocetos, portada con  una pareja de investigadores y unas ruinas. Míralo bien aquí.

Lo sujeta agradablemente, pasa sus dedos buscando una textura que provoque un delirio, una visión futurista de que ese, y sólo ese es el elegido. Bueno, en este caso es fácil, se han unido coleccionista más viajero, más pesado que cuenta historias.

Le llama la atención que en la portada, a diferencia de la encontrada en Siena, Batman está por encima de Dylan Dog, se ve que la preferencia es distinta según el país de origen.

Han respetado el tamaño italiano, que si bien se diferencia del americano y por lo tanto del español, a mi me gusta.

No conozco a los autores, y no es una obra que me parezca increíble, es...un buen rato de entretenimiento para el coleccionista, una anécdota para el viajero y una dificultad para tanta obra que se acumula en los suelos y estanterías de la pequeña casa del enfermo mental.

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