Corto Maltés. Océano negro.

 Uno de mis personajes de ficción más queridos, junto con otros cuantos, tales como: 

 Harry Hole, Electra, Lobezno, el detective Charlie Parker, por supuesto Mortadelo, Filemón es algo neutro, no me parece tan interesante, Sherlock Holmes con el Dr. Watson, Batman, el Capitán Trueno, paro ya de nombrar y digo que uno de mis personajes favoritos es el marinero de Malta alojado en su adorada  Venecia. 

No quiero hacer una reseña de cuáles son mis sentimientos hacía este personaje que llevo conmigo en camisetas, mochilas, llaveros, e incluso tazas de desayuno. Esta manía de ilustrar objetos prácticos que muestran nuestras filias, puede ser un placer muy costoso, y el ocasiones, algo paleto.

Lo que quiero es reseñar una obra que acabo de disfrutar. Y me ha pasado como cuándo lo descubrí, en la década de los 80 del pasado siglo. Disfrute sin freno, cada viñeta un mundo y un portal de otra dimensión cognitiva.

Alguna vez leí o escuché, no recuerdo, que Corto Maltés es una persona con demasiados valores para ser un pirata.

 Al comienzo de esta trepidante historia de 166 páginas en blanco y negro, aunque las primeras 14 lo son a color, nos volvemos a encontrar con el pirata navegante que se adentra en una historia que no tiene el final que  sus compañeros de aventura desean al estar en peligro vidas humanas. 

Esta decisión conduce de forma inexorable a una muerte, un libro con un código que nos dirige a una cabeza de oro. En frente del tesoro una organización que busca cambiar el emperador de Japón.

La odisea de este joven Corto nos genera un sin fin de viajes en dónde se encontrará con más piratas; mujeres cautivadoras; aventureros idealistas; acción, peligro, lucha, disparos, embarcaciones, servicios secretos, organizaciones criminales. AVENTURA.


Ese era el motivo principal por el que devoraba las obras iniciáticas de Hugo Pratt , creador esencial en mi biblioteca y por el que siento una especial filia. Os recomiendo la ficha de tebeosfera, pero existen otras obras que describen su biografía vital y laboral.

El desarrollo argumental de esta novela gráfica corre a cargo del guionista francés Martín Quenehen, que encaja como un guante con la personalidad ideológica y vital que Hugo Pratt dotó a Corto. 

Una de las  diferencias con el personaje creado por Hugo Pratt es la temporalidad. La acción transcurre en la actualidad, en pleno siglo XXI.

En las 166 páginas, más extras, exprimen una trepidante historia de aventuras en la que nos vamos a encontrar con diálogos enigmáticos, tramas que dibujan un afán vital donde la amistad, el enigma, el don de la oportunidad, las trampas, serán elementos constantes que ayudan como en los nodos de una red a tejer un mosaico de constante emoción.

Me encanta el dibujo limpio de Bastien Vivés. Pero comencemos por la adaptación que realiza del personaje, fácilmente reconocible, ideado por Pratt. El marinero solitario que viste con ropa militar, gorra marinera de capitán, abrigos de piel. todo ello sería un claro anacronismo de difícil adaptación. Vivés ilustra un hombre de acción que puede ir a una tienda del grupo INDITEX a por su ropa, eso sí, con una gorra de beisbol. 

No busques un dibujo al detalle, no hay unos primeros planos increíbles o unos escenarios fabulosos, paisajes únicos, escenas con gran detallismo pictórico. El dibujo es parte de lo esencial, la acción que envuelve a los personajes, la búsqueda, el encuentro. La ágil disposición de las viñetas me recuerda a las que el propio Pratt empleaba en sus obras.

Cuando he terminado la lectura, una sensación de cierta tristeza se apoderó de mi, por suerte, Norma editorial ya ha sacado una segunda obra de estos autores, bien, un tesoro...a por él!

La traducción ha sido de Eva Reyes de Uña. La edición excelente de Norma editorial. 




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