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De pequeño, veía los anuncios en la época de Navidad. Me acercaba al frio cristal de la juguetería, Pestoní, Bazar Pepe, y allí contemplaba el brillo increible de esas pequeñas miniaturas.

Un año, los Reyes Magos de Oriente me regalaron un circuito, con dos fabulosos Sygmas F1 que volaban sobre los railes. Fueron los primeros.

Horas de disfrute. ¿Un juguete?, competía con mis primos, decoré los coches a mi manera. En un cumpleaños me regalaron un espectacular Tyrrell P34 F1, de amarillo, no sabéis como destrozaba a los Sygmas. Eran los años 70, a finales, ya casí en los 80. Buena decada.

Después me olvide, otras aficciones musicales me ocuparon.

Ahora he vuelto, de la mano de mis hijos estoy limpiando pistas, coches y preparando tardes divertidas.

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