Eduardo Mendoza

Cuando leí varios artículos acerca de Eduardo Mendoza en la revista MERCURIO, número 145, no sabía que estaba entrando en un mundo tan lleno de riqueza léxica, aventuras emocionales, emociones tan intensas, subyugantes descripciónes urbanas, personajes con tanta personalidad como bilis cómica; sobre todo esto último, me he reído un montón, a veces con leve sonrisa, en ocasiones con pequeña carcajada, y casí siempre he permanecido leyendo con la comisura del labio hacía arriba. Mucho he disfrutado con este autor, que considero me va a provocar enormes sensaciones mientras devoro sus libros.
Comencemos por el principio, una vez que la revista me indujo a buscar bibliografia de este autor, primero comence por un libro, que todavía disfruto, ya que me gusta ir poco a poco con esta obra, "La ciudad de los prodigios", o la aventura de una Barcelona primigenia en busca de una identidad política, me sorprende la personalidad de los personajes, su perfil tan cercano, en ocasiones me parece estar presenciando situaciones que yo podría vivir en cualquier momento, su estilo narrativo es agridulce, acompaña a la acción según sus intereses, por el momento, me fascina, por ese motivo voy poco a poco, disfrutando cada sorbo, en forma de párrafo, con deleite, volviendo para atrás para recuperar un comentario, una descripción.
En resumen díria que una obra con una gran profundidad narrativa.
Posteriormente me dirigí a la biblioteca González Garcés y encontré una gran cantidad de títulos que tienen en su poder, de este hombre; me llamó la atención un título:

"El asombroso viaje de Pomponio Flato" mientras lo escribo y ya me rio recordando escenas al tiempo que busco en mi cerebro palabras para resumir esta divertidísima parodia llena de escenas que te harán encharcar tu cerebro de buenas sensaciones y emociones.

 

El día siguiente a terminar la lectura de esta breve obra, fueron cinco días deliciosos, me dirigí nuevamente a la biblioteca a buscar otra novela de Mendoza, y me decanté, en esta ocasión por otro texto que tenía un título no menos llamativo, "La aventura del tocador de señoras".
Bien, en esta ocasión el protagonista es un ser realmente tocado por la varita de la realidad.
 Un personaje sin nombre galopa a todo trapo por una historia donde aparecen personajes cotidianos en cualquier periódico actual: emigrantes, ladrones, políticos, empresarios corruptos, etc. acompañando una trama hilada con gran destreza que confiere un diseño de novela policíaca, eso sí, por supuesto, con enormes diálogos que nuevamente generan una gran cantidad de sonrisas, ¡que no falten! y que al término de la obra te obligan a buscar entre las estanterias otra obra más de Mendoza, con la seguridad de que no nos defrauda...

Gracias!

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