El caso de las japonesas muertas

Segundo caso de una investigadora con una personalidad diferente: Sofía Luna.

En este caso, nuevamente la sexualidad humana es una parte esencial en la ágil narración de las distintas historias que Antonio Mercero desliza en esta coral investigación policial.

Madrid. Actualidad. Varias jóvenes japonesas desaparecen y posteriormente aparecen asesinadas. Todas ellas tienen un aspecto en común relacionado con la sexualidad.

Esa será una de las incógnitas que el grupo del comisario Arnedo, liderada por nuestra particular inspectora Luna deberán descubrir.

Al mismo tiempo, acompañando una enmarañada intriga, tenemos las relaciones familiares que continúan siendo un aspecto crucial en la vida de nuestra policía particular; han mejorado las relaciones con su hijo adolescente, pero también aparece su padre teniente coronel que no aprueba su cambio de sexo, acusado de un crimen pasional que su hija tendrá que asimilar.

Por otra parte, el camino que ha escogido Sofía le lleva a dudar acerca de sus relaciones con los demás y consigo misma.

Varias son las tramas que de una forma rápida y sin florituras va mostrando el autor en las 353 comestibles páginas que tiene la nueva entrega de esta particular investigadora, editada excelentemente por Alfaguara en su colección Negra.

La prioridad que se descubren en las distintas tramas es un análisis de los valores humanos, con la guinda de una sexualidad distinta, no regida solamente por cánones heterosexuales.

NO es una lectura que vaya a cambiar tu vida, si bien es entretenida, y en ocasiones, puede provocar una reflexión sobre prejuicios que abundan en nuestra encorsetada sociedad cristiana.
Recomendable.

Comentarios

Además