Deje su mensaje después de la señal

Cuatro vidas. Dificultad para conducir esas vidas por un sendero que no esté lleno de agujeros negros y profundos. Decisiones que sepultan un futuro positivo. ¿Cómo salir de estas corredoiras?.

Llamadas de teléfono a contestadores que nunca responden y escuchan atentamente sin participar, ni corregir, ni negar, ni aceptar. Solo un espacio de silencio que ocupar con nuestros pensamientos.
¿Por qué tenemos reparo en hablar con máquinas? Diariamente hablamos y escuchamos sonidos y mensajes de muchas de ellas. ¿Puede ser que hablar con una máquina nos produzca un beneficio mental?

Todo procede a partir de un sencillo argumento: cuatro mujeres dejan un mensaje frecuentemente en el contestador telefónico de personas importantes para ellas: una abogada experta en divorcios a su expareja; una madre desahuciada por el cáncer a su hijo; una joven con problemas mentales a su psicólogo y una prostituta a su padre.

Estos emocionales mensajes se alternan indicando en cada título a que protagonista vamos a escuchar mostrar sus interioridades, sus decisiones, filias y fobias; sus planes de presente, sus deseos futuros.
El lector se convierte en un mirón que disfruta con cuatro dolorosas vidas que, de forma circular giran alrededor de decisiones pasadas, golpes y traumas, posiciones existenciales, tras las cuales se muestran conductas llenas de opresión, aprendizajes vitales sin consciencia ni razonamiento por el que transcurren sentimientos, se eliminan bloqueos y saltan vallas conductuales, afrontando aquellas emociones que las bloquean. Todo un juego psicológico.
Novela con final agridulce, que no dulce, en la cual parte de la escenificación que se desenvuelve tiene lugar en Galicia, ya que originariamente la novela fue ganadora del concurso por entregas que realiza un medio periodístico. @aranportabales es una autora que me transmite profundas sensaciones positivas. Ahora tengo su segunda obra en mis manos. Promete.

Lumen edita con una cuidada portada una novela sin temporalización, que desde su cotidianeidad se transforma en un mosaico artístico de una agotadora realidad social.


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