Un día de septiembre y algunos de octubre
Hace unos días uno de mis programas favoritos sobre lecturas hacía una pregunta:
- ¿cuál era mi personaje de novela negra favorito?
- fácil, en un primer momento acudió a mi mente el sin par Harry Hole que tantas horas de disfrute me ha provocado en los últimos años, desde que lo descubrí y comencé a devorar las obras de Jo Nesbo, entrando en una espiral de adicción peligrosa a todo aquello que vomita el autor escandinavo.
Pero pasado un rato, me vino a la memora otro autor, no menos famoso y consumido.
Creo que varias de sus obras ya han tenido su pequeño espacio en esta bitácora. Jordi Sierra i Fabra.
El catalán es uno de los autores más prolíficos del siglo XX y parte del XXI. Y dentro de esta hiperactividad hace un espacio para deleite de los amantes del género policíaco con el antiguo inspector de la República Española, Miquel Mascarell, preso político en el Valle de los Caídos, pero eso es el pasado, ahora casado, padre de una niña pequeña y empresario, dueño de una mercería, y que no puede dejar de sentir que a su alrededor el mundo gira con los mismos problemas de siempre.
Hoy sólo voy a comentar su última publicación, es de hace un año, abril de 2019, pero creo que merece la pena que descubramos Un día de septiembre y algunos de octubre. Los tres casos del detective.
La segunda parte del título nos indica parte del argumento de las 315 ágiles páginas en las cuales Mascarell se enfrenta, en apoyo de otro detective conocido suyo, Fortuny, a una compleja situación en la que tendrá que resolver tres casos que nos muestran aspectos cotidianos de la compleja sociedad post guerra civil española, situaciones morales y personales muy oprimidas por un encorsetado gobierno y sus leyes restrictivas; así mismo la estructural piramidal que dividió a los españoles en vencidos y vencedores se muestra de forma muy directa en las páginas algo oscuras de esta atrayente historia.
No hay tema social que Jordi Sierra i Fabra no se atreva a abarcar en sus obras, y es algo que se agradece en estos momentos aciagos de información rápida. Editada con buen gusto y selección por Plaza & Janés.
- ¿cuál era mi personaje de novela negra favorito?
- fácil, en un primer momento acudió a mi mente el sin par Harry Hole que tantas horas de disfrute me ha provocado en los últimos años, desde que lo descubrí y comencé a devorar las obras de Jo Nesbo, entrando en una espiral de adicción peligrosa a todo aquello que vomita el autor escandinavo.
Creo que varias de sus obras ya han tenido su pequeño espacio en esta bitácora. Jordi Sierra i Fabra.
El catalán es uno de los autores más prolíficos del siglo XX y parte del XXI. Y dentro de esta hiperactividad hace un espacio para deleite de los amantes del género policíaco con el antiguo inspector de la República Española, Miquel Mascarell, preso político en el Valle de los Caídos, pero eso es el pasado, ahora casado, padre de una niña pequeña y empresario, dueño de una mercería, y que no puede dejar de sentir que a su alrededor el mundo gira con los mismos problemas de siempre.
Hoy sólo voy a comentar su última publicación, es de hace un año, abril de 2019, pero creo que merece la pena que descubramos Un día de septiembre y algunos de octubre. Los tres casos del detective.
La segunda parte del título nos indica parte del argumento de las 315 ágiles páginas en las cuales Mascarell se enfrenta, en apoyo de otro detective conocido suyo, Fortuny, a una compleja situación en la que tendrá que resolver tres casos que nos muestran aspectos cotidianos de la compleja sociedad post guerra civil española, situaciones morales y personales muy oprimidas por un encorsetado gobierno y sus leyes restrictivas; así mismo la estructural piramidal que dividió a los españoles en vencidos y vencedores se muestra de forma muy directa en las páginas algo oscuras de esta atrayente historia.
No hay tema social que Jordi Sierra i Fabra no se atreva a abarcar en sus obras, y es algo que se agradece en estos momentos aciagos de información rápida. Editada con buen gusto y selección por Plaza & Janés.
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