La contadora de películas


Me despierto. Tres libros nuevos descansan en una esquina de mi abarrotada mesilla. De entre ellos uno me inspira ternura. Lo manoseo, lentamente, aún aletargado y somnoliente, abro su portada oscura y sencilla. Es un libro de Hernán Rivera Letelier. La tarde anterior tuve ocasión de recibir alguna información sobre el autor entre las páginas de una revista de literatura. Pocas páginas, capítulos cortos, directos, sin adjetivos superfluos, expresiones justas, secas, e incluso frías. Una historia contada en primera persona que irrumpe en mis pensamientos, sueños y deseos cotidianos.

Cuarenta y dos minutos después de haber comenzado la lectura remato.

Acto seguido me levanto - aprovecho los adelantos - y busco en internet información acerca de este hombre, su biografía, bibliografia, entrevistas, ¿qué se yo?, ¿cómo no se conoce la obra de un autor tan creíble, tan humano, cercano?

No encontráreis una historia con final feliz, sino una historia con final.


Comentarios

Además